EL GRANO Y LA PAJA

A mis 63 primaveras, y en pleno otoño de la vida –una estación estupenda, por cierto-, acabo de prejubilarme.

Me dispongo a iniciar una etapa maravillosa y tengo la curiosa y nítida sensación de que toda mi vida ha sido un aprendizaje para llegar hasta aquí…, a este momento.

Huyo de iniciar una carrera desenfrenada por apuntarme a cursos, cursillos, manualidades, y otras actividades similares que traten de llenar mi tiempo de manera obligada, como si la gente senior debiera hacer esto así porque es lo que toca, con la excusa (¿convencimiento?) de que “es lo que siempre he querido hacer y hasta ahora no he podido”. Pero acepto y entiendo que hay personas que lo quieren así.

Creo en esta etapa de la vida como un tiempo no solo de cosecha de los frutos merecidos, y para disfrutarlo, sino como el momento culmen de siembra en la existencia de cualquier persona. Todos los dones recibidos y los talentos desarrollados a lo largo de la vida encuentran ahora su sentido: su por qué y, sobre todo, su para qué.

El proyecto que he fundado (VALOR-ARTE. Artesanía de los Valores), y al que quiero dedicar el resto de mi existencia mientras tenga la fuerza y el ánimo suficientes, hunde sus raíces en todo lo vivido y lo experimentado, en todo lo leído y lo reflexionado, en todo lo compartido, en todo lo fracasado…, porque de todo ello he aprendido.

Este proyecto pretende convocar a toda persona que, sensible al ámbito de los Valores Humanos, es consciente de que, en esa ética universal y en esa moral particular –coherencia interna y honestidad-, es el terreno donde se juega el devenir futuro de la humanidad.

Soy consciente de que entro en un terreno de juego donde la palabrería, el humo y los egos de unos –pocos o muchos– opacan la trayectoria intachable de otros –muchos o pocos– que pretenden ofrecer y compartir con generosidad lo mejor de sí.

¿Cómo distinguir el grano de la paja? ¿cómo distinguir a los palabreros y vendedores de humo de las personas honradas y con proyectos verdaderamente interesantes y valiosos? Es un mundo difícil y laberíntico este de los asesores, los coachs, los acompañantes, los mentores, etc. Malas prácticas llevan a insatisfacciones y sentimiento de engaño. Insatisfacciones y sentimientos de engaño llevan a generar “escudos” de protección, o directamente rechazo, ante nuevas posibilidades y propuestas, a veces muy válidas. Pero… ¿quién lo sabe?

Generar, primero, la confianza necesaria con la suficiente transparencia es una labor crucial de quien quiere aportar algo en este ámbito. Buscar aceleradamente la ganancia menospreciando la ética en lo que haces y la calidad de lo que ofreces es dar de bruces con el fracaso propio, pero también de otros que posiblemente están intentando hacerlo bien.

Solamente el intuir esas “peleas de lobos” entre personas que se anuncian como faros de luz para los demás, hace que mis pasos se aparten de ese camino y sigan, con firme voluntad, por otro sendero nuevo hacia el horizonte marcado.

Abrazo con agradecimiento, determinación y esperanza este futuro incierto que me espera.

Quien dude de mí…, quizás es porque no me merece.

Josemi Cortijos

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